Si vienes por aquí buscando una respuesta, siento decirte que no. Que es una pregunta, una pregunta abierta a quien me la quiera responder.

Me gustaría hacer con vosotras un balance de 2018. Ver qué hemos hecho, en qué hemos fallado y qué hemos conseguido. Pero miedo me da analizar este año e incluso se me asoma la lagrimilla de pensar en intentarlo. Así que no.

En estos últimos días no he estado para empezar un nuevo año, ni para avanzar en el tiempo… pero el tiempo avanza sin mi permiso. No he podido evitar sentir esa ruptura. Esa puerta que se cierra, esa curva que se toma y te impide mirar atrás, dejándote solo buscar con los ojos de la memoria lo que había antes.

Gracias, gracias a todas esas personas que habéis estado ahí. A las que ayudan, a las que cuentan contigo a pesar de tener la cabeza en a saber dónde y a las que hacen por estar, aunque tú estés a medias. Sois lo más bonito del año.

Así que heme aquí, saludando a un nuevo año que irremediablemente se presenta lleno de posibilidades y deseándote lo mejor ahora y siempre. Diciéndote a ti -y diciéndome a mi- que a veces no hay que hacer propósitos, ni hay que hacer nada. Que a veces el tiempo avanza, aunque no le demos permiso y seguro que todo va a estar bien.

El tiempo avanza hacia algo bueno, lo sé. Lo se de verdad, no es intuición es que hay cosas bonitas en el horizonte.

Feliz 2019 chiquillas.

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