Cesta de picnic vintage

Si a alguien le tengo que dedicar esta entrada, es a mis padres, viajeros incansables. Desde que tengo uso de razón, siempre han encontrado alguna excusa, para coger el coche e ir a conocer algún sitio. Cada fin de semana una carretera y un camino nuevos. Sé que un día se fueron a Roma en coche y allí mismo preguntaron por un hotel dónde quedarse. Sé que en varias ocasiones se acercaron a Madrid desde León y decidieron continuar «un poco más» hasta Sevilla.

Hoy Compartimos es un encuentro mensual de blogs con contenido propio, cada mes nos proponen un tema y nos juntamos todos con nuestras propuestas aquí.

Este mes el tema es calles, caminos y carreteras

Las navidades pasadas mi madre me dio algo que a pesar de estar en desuso, se ha ido salvando de todas las purgas… Algo a lo que le tengo mucho cariño: una cesta de picnic de los años 60. Tenía en su día, seis servicios con los típicos platos ambarinos de duralex, e incluso un juego de café. Cuando la vi en el trastero por primera vez, ya estaba esquilmada y apenas quedaban dos tazas testimoniales de lo que algún día fue, pero me encantó.

Nunca he sabido si está en mi cabeza, o es algo que podemos percibir, pero juraría que los objetos tienen cierta vida. Esta cesta – probablemente – ha viajado más que yo.

Cesta de picnic vintage (visto en I am a Mess)

Mi madre me la dio para que «hiciera algo con ella» y después de darle muchas vueltas he decidido hacer algo ¡recuperarla! Voy a hacerle una puesta a punto y a volver a usarla ¡como en sus mejores momentos!

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