Hoy recupero una temática que hacía tiempo que no venía al blog y ya la echaba de menos ¡las musas! Concretamente vengo con «Musas del papel pintado», ya sabéis que me pirra y no me puedo creer que todavía no haya hecho un post decente hablando de decorar muebles con papeles pintados y todo lo que podemos hacer con él.
Hace unos días (ejem, o semanas) os hablaba de cómo pintar la habitación para comenzar con un lienzo en blanco. Hoy vamos a empezar a meterle mano con un cabecero-mural que quita el sentío. Alegre, colorido y apto para todos los bolsillos.
3, 2, 1 ¡Ya! Comenzamos con los cambios en esta habitación. Ahora sí que sí y ahora ya que ya.
Se trata de la habitación de invitados. Cuando llegamos a esta casa, sabía que vendría mucha gente a vernos (playa, piscina y nosotros que nos morimos de ganas de que vengan, estaba claro ¿no?).
Bueno, bueno, chiquillas ¡ya estoy por aquí! Y no sabéis las ganas que tenía de enseñaros este proyecto. Por muchas razones. Vamos allá, hoy os cuento mi experiencia renovando la protectora de animales con #PintyplusHelps.
Yo soy muy poco de intrusismo profesional. El pintor, pinta y obtiene resultados profesionales. Tú pintas y obtienes… resultados. Pero también es cierto que en mi caso (diseñadora gráfica) entiendo perfectamente que no siempre hacen falta resultados profesionales. Para poner el cartel de «vuelvo en cinco minutos» en el bar de la esquina, no hace falta contratar a un diseñador (aunque te lo va a hacer de forma que tengas a todo el mundo esperando en la puerta los cinco minutos y además, te dejen propina). Tampoco hace falta contratar un electricista para cambiar una bombilla, ni a un pintor para dar un lavado de cara a tu casa.